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Editor: Neville Blanc

Sunday, March 28, 2010

DISCURSOS DE JUAN PABLO II EN CHILE




¿Cuál es, de acuerdo con este planteamiento, la intención comunicativa
o fuerza ilocucionaria característica de los actos de habla en
que podrían descomponerse los discursos de Juan Pablo II?

¿Qué fuerza ilocucionaria predominante determina el modo de predicación
característico de sus discursos?

José Luis Samaniego Aldazábal
Pontificia Universidad Católica de Chile, miembro de número de la
Academia Chilena de la Lengua.


"Creo no equivocarme al sostener que sus discursos han de entenderse
fundamentalmente como exhortaciones. Su fuerza ilocucionaria
central es, a mi juicio, eminentemente exhortativa.
Ahora bien, siguiendo el consejo metodológico de Austin, quien
plantea como primer paso en la investigación el uso del diccionario
por el hecho de recoger y dar cuenta de la experiencia de generaciones
y de su perspicacia para establecer distinciones dignas de ser
tomadas en consideración, recurriré a algunos diccionarios con objeto
de atender a lo que en ellos se dice de la familia de palabras
exhortar, exhortación, exhortativo.
En el caso del verbo exhortar, según Corominas, procede del
“verbo latino hortari con el significado de animar, estimular”4. Pero
con respecto al prefijo ex, el diccionario Asuri lo cita, entre otros
matices significativos, con el de “más allá de cierto límite”5. Incluso
un diccionario de nivel escolar como es el Anaya contribuye a precisar
su etimología, afirmando que procede del “latín exhortari; ex, con
matiz intensificador + hortari = animar”6. Se puede, por tanto, aseverar
que el significado etimológico del verbo exhortar es “animar
intensamente”. En cuanto a su significado actual, el diccionario de la
Real Academia Española lo define como “inducir a uno con palabras,
razones y ruegos a que haga o deje de hacer alguna cosa”7. María
Moliner, en su prestigioso Diccionario de uso del español, completa
la definición de la Academia, añadiendo una de las condiciones que
debe poseer la persona que exhorta: “inducir a alguien con palabras,
razones o ruegos a que haga o deje de hacer una cosa, alguien que
tiene autoridad moral o cierto derecho para hacerlo”8. Como sinóni-
4 Joan Corominas, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, Gredos,
1961; s.v.exhortar.
5 Asuri Ediciones, Diccionario Asuri de la lengua española, Bilbao, 1987; s.v.ex.
6 Anaya/Zig-Zag, Diccionario Amaya de la lengua española, Madrid, 1980; s.v.exhortar.
7 Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, 1984;
s.v. exhortar.
8 María Moliner, Diccionario de uso del español, Madrid, Gredos, 1973: s.v. exhortar.
LA PALABRA EXHORTATIVA DE JUAN PABLO II… 207

mos de exhortar, María Moliner señala los de aconsejar, mandar,
pedir, rogar; y en el Anaya se agregan estimular, incitar, alentar.
Con respecto a los términos derivados de exhortare, el sustantivo
exhortación figura en el diccionario de María Moliner como “acción
de exhortar”, “Sermón breve”9. Rodolfo Oroz en su Diccionario
de la lengua castellana, como 2ª acepción elimina lo de breve y lo
deja sólo como “Plática, Sermón”10. El diccionario de la Academia,
en 2ª acepción, lo define como “Advertencia o aviso con que se
intenta persuadir”11; y el adjetivo exhortativo sólo figura en el de
María Moliner con las explicaciones de: “Se aplica a lo que es para
exhortar. Se aplica en gramática a las oraciones de ruego o mandato”
12.
Mi punto de partida ha sido consultar el diccionario. Será indispensable,
además, determinar el conjunto de condiciones necesarias
y suficientes para que el acto exhortativo se realice adecuadamente y
pueda calificarse de afortunado o feliz. En caso contrario, si falla
alguna de esas condiciones, podría quedar nulo, sin efecto, o bien
constituir abuso, por falta de sinceridad. El que pueda ser desafortunado
no es sólo problema de la emisión de las palabras. Se necesitan
por cierto las palabras, pero expresadas en las circunstancias adecuadas,
por las personas apropiadas y con la intención de suscitar en el
otro algo distinto, aunque siempre posible de lograr.
De estas condiciones necesarias y suficientes se han de derivar
las reglas semánticas subyacentes a cualquier acto ilocucionario.
Ahora bien, en el caso que aquí nos ocupa (acto exhortativo), derivaré
sólo cuatro de esas reglas a partir de sus condiciones específicas.
Para una comprensión más directa las prefiero presentar verbalizadas,
sin reducirlas a las fórmulas correspondientes.
1ª) Regla de contenido proposicional: El hablante expresa una proposición
al emitir la oración y al hacerlo predica un acto futuro del
oyente. (En una exhortación necesariamente ha de predicarse un
acto del oyente, no del hablante, y ese acto no puede ser un acto
pasado).
2ª) Regla preparatoria: a) El hablante debe estar en posición de
autoridad sobre el oyente; y b) el oyente debe ser capaz de
realizar el acto.
9 María Moliner, op. cit.; s.s. exhortación.
10 Rodolfo Oroz, Diccionario de la lengua castellana, Santiago de Chile, Edit. Universitaria,
1964; s.v. exhortación.
11 Real Academia Española, op. cit.; s.v. exhortación.
12 María Moliner, op. cit.; s.v. exhortativo.
208 JOSÉ LUIS SAMANIEGO ALDAZÁBAL

3ª) Regla de sinceridad: El hablante quiere que el oyente realice el
acto.
4ª) Regla esencial: El acto ilocucionario del hablante cuenta con un
intento de hacer que el oyente realice el acto en virtud de la
autoridad que ejerce sobre él.
Comprobemos, a continuación, la realización de estas cuatro
reglas y observemos ciertos recursos lingüísticos que, a manera de
marcas, indican claramente que se trata predominantemente de actos
ilocucionarios exhortativos. Para ello, realicemos algunos cortes metodológicos
textuales en el discurso que pronunciara Juan Pablo II al
Episcopado Chileno, el 2 de abril de 1987, en el Seminario Pontificio
de Santiago.
Apoyándose en algunas enseñanzas del Concilio Vaticano II, el
Papa invita a los obispos de Chile a reflexionar sobre cuál ha de ser
su misión en la hora presente. Casi al comienzo del discurso, y luego
de manifestar la alegría de reunirse con ellos, cita un texto del Concilio
Vaticano II, en que queda explícito el principio de autoridad
jerárquica del Papa y de los obispos. “El Romano Pontífice, como
sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de
unidad; así de los obispos como de la multitud de los fieles. Y cada
obispo es el principio y fundamento visible de unidad en su Iglesia
particular” (Lumen Gentium, 23)13. A partir de esta cita, el Papa
hablará a veces incluyéndose en primera persona plural; pero, por lo
general, dirigiéndose directamente a sus oyentes mediante el uso de
la 2ª persona plural y en la forma canónica peninsular, con todo el
peso y poder de la autoridad. (Regla preparatoria (a): El hablante
debe estar en posición de autoridad sobre el oyente). En la reflexión
que les propone, no deja el Papa en ningún momento de señalar la
tarea que les corresponde realizar a los obispos (Regla de contenido
proposicional: El hablante predica un acto futuro del oyente) y ciertamente
que los oyentes son capaces de realizar lo que se les propone
y no sólo capaces, sino que es lo que les corresponde hacer por
vocación y ministerio (Regla preparatoria (b): El oyente debe ser
capaz de realizar el acto).
Pero enfrentémonos directamente con las muestras textuales:
13 Cito por la edición crítica (texto oficial) “El amor es más fuerte”. Mensajes de Juan Pablo II
al pueblo de Chile, Santiago de Chile, Edit. Antártica, abril 1987; p. 42. Se la citará como
mensajes.
LA PALABRA EXHORTATIVA DE JUAN PABLO II… 209
– “Que llegue, por tanto, a los hombres la voz y la luz del mismo
Cristo, sin reduccionismos ni desfiguraciones de la verdad revelada”
14.
– “… os aliento a proseguir en vuestra línea pastoral…”15.
– “Que todos los fieles puedan tener acceso a una catequesis
completa…”16.
– “Trabajad incansablemente…”17.
– “Continuad, pues, en vuestro empeño…”18.
– Contribuid, con todas vuestras fuerzas, a rechazar y evitar la
violencia y el odio en Chile”19.
– “No dudéis en defender siempre, frente a todos, los legítimos
derechos de la persona, creada a imagen y semejanza de Dios”20.
– “Proclamad vuestro amor preferencial a los pobres…”21.
En las muestras presentadas, el verbo está cuatro veces en modo
imperativo: trabajad, contribuid y proclamad; una vez en presente de
subjuntivo, pero con valor de imperativo por tratarse de una construcción
negativa: No dudéis; hay un caso en que el verbo con valor de
imperativo está en infinitivo: proseguir, pero subordinado a un verbo
en primera persona singular: os aliento a proseguir, reflejo de quien
tiene la autoridad para ello: alentar vale como exhortar a hacer algo.
Finalmente hay dos casos de construcción encabezada por la palabra
que, conector de un verbo ausente al que esa construcción estaría
subordinada: Que llegue, por tanto, a los hombres… y Que todos los
fieles puedan tener acceso… Ambas construcciones corresponden en
gramática a oraciones apelativas exhortativas cuya marca es precisamente
ese conector que, carente de verbo subordinante, llamado
verbo performativo y que podría corresponder a exijo, mando, ordeno,
pero que sin duda corresponde, por el contexto de todo el discurso
y por el entorno prosódico, a pido, solicito, exhorto.
En este discurso es evidente que el Papa no les está ordenando a
los obispos con voz de mando como un general a sus subordinados.
Lo que hace es señalar, recordar, a la luz de las enseñanzas del
14 Ibíd., p. 44.
15 Ibíd., p. 44.
16 Ibíd., p. 44.
17 Ibíd., p. 44.
18 Ibíd., p. 46.
19 Ibíd., p. 46.
20 Ibíd., p. 46.
21 Ibíd., p. 46.
210 JOSÉ LUIS SAMANIEGO ALDAZÁBAL

Concilio Vaticano II, y con su autoridad moral y jerárquica de Romano
Pontífice, qué es lo que espera que ellos hagan en sus respectivas
Iglesias, en la hora presente, de acuerdo con sus responsabilidades de
obispos. (Regla de sinceridad: El hablante quiere que el oyente realice
el acto); y (Regla esencial: El acto ilocucionario del hablante
cuenta como un intento de hacer que el oyente realice el acto en
virtud de la autoridad que ejerce sobre él).
El análisis de las muestras textuales nos ha permitido comprobar
que, efectivamente, estos actos ilocucionarios son de carácter
exhortativo; dando pie a que, generalizando, sostengamos que este
discurso es esencialmente exhortativo.
Creo importante señalar que la fuerza ilocucionaria exhortativa
se manifiesta lingüísticamente, no solo por ciertas marcas léxicas o
gramaticales, sino también por el entorno prosódico en que se envuelve
el enunciado; pero, además, es digno de destacar el papel que
desempeñan los fenómenos paralingüísticos, fenómenos que acompañan
al lenguaje articulado sin constituir propiamente lenguaje, y
que contribuyen a comunicar la intención del hablante. En efecto, en
el caso de Juan Pablo II, su intención comunicativa se transmite con
la sinceridad y autenticidad que pone a sus palabras el tono de la voz,
su mirada, gesticulación e, incluso, su conducta. Sin insistir demasiado,
me permito hacer una alusión al Discurso a los jóvenes en el
Estadio Nacional de Santiago, modelo de discurso en que la voz y la
actuación refuerzan poderosamente la intención y el contenido del
mensaje y ¡en cuántas oportunidades lo pudimos sorprender (la televisión
lo transmitía) desentendiéndose de todo el entorno y entrando
en directa comunicación interior con la fuente misma de su energía
sorprendentemente inagotable, el Creador!
Pero no olvidemos que el objetivo propuesto es caracterizar el
discurso apostólico como un género o tipo de discurso específico,
describiendo las estrategias discursivas que lo configuran como tal.
En primer lugar, consideraré los papeles discursivos de enunciador
y destinatario y la relación que entre ellos se establece en la
circunstancia pragmática o situación discursiva. Por de pronto, en el
caso del hablante real, el Papa Juan Pablo II es una de las figuras
públicas más relevantes de nuestro tiempo y, particularmente en el
mundo hispanoamericano, goza de un indiscutido prestigio como
hombre y como Pastor de la Iglesia Universal. En este mismo sentido
se hace necesario distinguir entre la identidad personal del individuo
que habla y su identidad social.
Su identidad personal como individuo está documentada como
Karol Wojtyla, de nacionalidad polaca, ex actor, cantante, poeta,
deportista, que se desempeñó como obrero durante su juventud, que
LA PALABRA EXHORTATIVA DE JUAN PABLO II… 211
colaboró activamente en la resistencia polaca al régimen nazi… No
cabe duda de que su prestigio, en cuanto a atributos personales,
produce admiración."


JUAN PABLO II


Nació con el nombre de Karol Wojtyla, en Wadowice, un pequeño pueblo al sur de Polonia, el 18 de mayo de 1920. Era el segundo de los dos hijos del matrimonio integrado por Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska.

Su madre falleció en el año 1929. Su hermano mayor, Edmund, de profesión médico, murió en 1932; y su padre, un suboficial del ejército polaco, murió en 1941, durante la ocupación de la Alemania nazi.

Wojtyla hizo la Primera Comunión a los 9 años de edad, y a los 18 recibió la Confirmación, en Cracovia, ciudad que a mediados del Siglo XVIII sufrió la ocupación por parte de los rusos y después fue anexada al imperio austríaco.

Cuando Wojtyla terminó los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita, de Wadowice (Polonia), se matriculó en la Universidad Jagellónica de Cracovia (en 1938 ) y también en una escuela de teatro.

La biografía oficial agrega que cuando las fuerzas de ocupación alemanas cerraron la Universidad, en septiembre de 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar que fuera deportado a Alemania. Fichado por la Gestapo, se refugió en una buhardilla de Cracovia.

En esa época conoció al célebre actor Mieczyslaw Koltarszyk, creador del teatro Rapsódico, y Wojtyla se unió a su grupo, con el que interpretó papeles de contenido patriótico.

También participó en la resistencia contra Alemania para ayudar a salvar a familias judías. Posteriormente, la situación de Wojtyla se complicó en Polonia y se vio obligado a buscar refugio en los subterráneos del arzobispado de Cracovia.

En 1942 ingresó en el seminario clandestino que había fundado monseñor Sapieha, cardenal arzobispo de Cracovia, y comenzó la carrera de Teología.

El primero de noviembre de 1946 cantó misa en la capilla privada de Sapieha.

Poco después se trasladó a Roma para asistir a los cursos de la Facultad de Filosofía del Pontificio Ateneo "Angelicum", obteniendo el doctorado en Teología con la tesis "El acto de Fe en la doctrina de San Juan de la Cruz".

En 1948 regresó a Polonia y ejerció su primer ministerio pastoral como vicario coadjutor de la parroquia de Niegowic, en los alrededores de Cracovia, durante trece meses.

En noviembre de ese mismo año obtuvo la habilitación para ejercer la docencia en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellonica.

El 17 de agosto de 1949 se trasladó como vicario a la parroquia de San Florián, en Cracovia, donde ejerció el ministerio durante dos años, alternándolo con su trabajo de consejero de los estudiantes y graduados de la Universidad estatal de esa ciudad.

Nombrado profesor de Teología Moral y Etica Social del seminario metropolitano de Cracovia, el primero de octubre de 1953, comenzó en 1954 a impartir clases de Etica en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Lublín, en la que dos años después fue nombrado director de la Cátedra de Etica.

El 4 de julio de 1958, a los 38 años, Pío XII le nombró obispo auxiliar de la archidiócesis de Cracovia, bajo el administrador apostólico, arzobispo Baziak.

A partir del 11 de octubre de 1962, el obispo Wojtyla comenzó a tomar parte activa en el Concilio Vaticano II, destacando sus puntualizaciones sobre el ateísmo moderno y la libertad religiosa.

Clausurado el Concilio, el 8 de diciembre de 1965 pasó a formar parte de las Congregaciones para los Sacramentos y para la Educación Católica, y del Consejo para los Laicos.

Tras el Concilio publicó "Amor y responsabilidad" y "Mandamientos de la renovación del Concilio Vaticano II". En 1962, al morir el arzobispo Baziak, fue nombrado vicario capitular y el 30 de diciembre siguiente Pablo VI le eligió arzobispo de Cracovia.

El 29 de mayo de 1967 fue creado cardenal, lo que le convirtió en el segundo más joven de la Iglesia Católica, con 47 años.

En agosto de 1978 murió Juan Pablo I, tras un pontificado de 33 días, y el 16 de octubre de 1978 Karol Wojtyla fue elegido sucesor de San Pedro, con el nombre de Juan Pablo II, convirtiéndose, con 58 años, en el Papa más joven del siglo y en el primero no italiano desde el holandés Adriano VI (1552).

Tres días después de su elección viajó a Castel Gandolfo y el 5 de noviembre visitó Asís, el primero de sus 144 viajes por Italia.

El 3 de diciembre de 1978 visitó la parroquia romana de San Francesco Saverio, la primera de las más de 300 visitadas en la Ciudad Eterna.

El 25 de enero de 1979 comenzó en México y la República Dominicana el primero de sus 104 viajes fuera de Italia. El último fue el pasado 14 y 15 de agosto al santuario mariano de Lourdes, en Francia.

El 4 de marzo de 1979 publicó la encíclica "Redemptor hominis", la primera de las catorce escritas en estos 25 años. La última fue "Ecclesia de Eucharistia", del 17 de abril de 2003.

Juan Pablo II convocó para el 28 de junio de ese año el primero de sus nueve consistorios, coincidiendo con sus 25 años de Pontificado y en el que nombró 31 nuevos purpurados.

A lo largo de sus casi 26 años de pontificado creó un total de 232 cardenales, de ellos uno "in pectore", es decir que mantiene su nombre en secreto mientras así lo considera el Papa.

El 13 de mayo de 1981 resultó herido de gravedad en el abdomen y la mano en un atentado perpetrado por el terrorista turco Ali Agca, lo que desencadenó una serie de dolencias que le llevaron al quirófano en repetidas ocasiones.

Primer Pontífice extranjero después de cuatro siglos y medio de monopolio italiano, el nuevo Papa se enfrentó muy pronto a la Curia romana: enviando al museo de antigüedades la silla gestatoria utilizada por sus antecesores para mostrarse en público, se puso a nivel de la calle y de las multitudes, sonriendo, dejándose tocar, y alzando a los niños en sus brazos.

El Vaticano y la Plaza de San Pedro pronto le quedaron pequeños al 263º Pontífice de la Iglesia Católica, que salió por el mundo a encontrarse con los fieles. El "Papa peregrino", como lo bautizaron los católicos, recorrió más de un millón de kilómetros en un centenar de viajes al extranjero, y permitió que la blanca imagen del pontífice concentrara una cobertura mediática nunca vista con anterioridad.

Su carisma era evidente. El joven Wojtyla había sido un apasionado del teatro y, de ese pasado, Juan Pablo II había conservado un gran sentido del auditorio, al punto de que cuando se dirigía a las multitudes, cada uno tenía el sentimiento de que el Papa le estaba hablando personalmente.

El éxito fue inmediato, en particular en América Latina, donde los medios de comunicación, particularmente inventivos, lo llamaron "el atleta de Dios", el "caminante del Evangelio", el "Papa peregrino".

Poeta, filósofo, políglota y deportista, Juan Pablo II, en su prolongado mandato, uno de los más largos de la historia de la Iglesia católico, superó numerosas marcas: no sólo fue el Pontífice más viajero, sino también el que proclamó más santos y beatos, de todos los tiempos y de todos los orígenes.

Aunque Juan Pablo II no era muy grande en cuanto a estatura física, pues medía apenas 1,76 metros, los fotógrafos lo convirtieron en un gigante desde los años iniciales de su reino.

Esa imagen imponente perduró hasta el 13 de mayo de 1981, día de la Virgen de Fátima, cuando el extremista de derecha turco Mehmed Ali Agca le disparó tres balazos en plena Plaza de San Pedro.

El Papa se salvó milagrosamente, pero desde entonces comenzó a sufrir problemas de salud: además de las dificultades que tuvo para recuperarse de las heridas de bala que sufrió en el estómago y en una mano, padeció luego un cáncer de intestino, la fractura del fémur y de un hombro, y, desde los años 90, tuvo que sobrellevar la enfermedad de Parkinson.

Esto no impidió que, a fines de los años 80, su actuación en Polonia y su influencia en los acontecimientos que se producían en el ex bloque comunista contribuyeran de modo considerable a la caída de los regímenes de Europa del Este, según coinciden numerosos historiadores.

Más de una década después, y pese a su implacable deterioro físico, en marzo de 2003 Juan Pablo II se opuso con todas sus fuerzas y autoridad a la guerra de Estados Unidos contra Irak. En esa misión evidenció la misma determinación que había mostrado al inicio de su pontificado para mediar entre Argentina y Chile cuando se encontraban al borde del enfrentamiento.

Idéntica energía desplegó para aislar y neutralizar a los defensores de la Teología de la Liberación, en América Latina, y para alentar el desarrollo de la influencia de movimientos ultraconservadores, como el Opus Dei, que llegaron a ocupar un lugar influyente en el Vaticano.

Entre los temas capitales que ha abordado en sus encíclicas y en sus numerosos discursos y ensayos están la protección de la vida humana desde antes del nacimiento y la reafirmación de los principios tradicionales de la Iglesia católica en el campo de la moral sexual, sin olvidar la reconciliación con los judíos y la búsqueda de un diálogo con todas las iglesias.


Entre los principales episodios de su pontificado está la primera visita de un Papa a una iglesia luterana (Roma, 1983), la primera a una sinagoga (Roma, 1986), la Jornada mundial de oración por la Paz (Asís, 1986) y la excomunión del arzobispo Marcel Lefebvre (1988).

Este año se produjo un hecho histórico: Juan Pablo II visitó la ortodoxa Atenas y entró en una mezquita, la de Damasco, siendo la primera vez que un Pontífice romano pisaba una mezquita y oraba en su interior.

Asimismo, figuran el primer encuentro de un Papa con una comunidad musulmana (Casablanca, 1985), el Año Santo de 1983, a partir del cual creó las Jornadas mundiales de la Juventud, celebradas en Roma (varias veces), Buenos Aires, Santiago de Compostela (España), Denver (ESTADOS UNIDOS), Manila, Czestochowa (Polonia), París y Toronto (Canadá) en el 2002.

La Jornada del Año 2000 reunió en Roma a más de dos millones de jóvenes procedentes de todo el mundo, en la mayor concentración de jóvenes en Occidente.

También destaca el encuentro con el último presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, en diciembre de 1989, que marcó el final de los regímenes comunistas europeos y la normalización de la Iglesia católica en dichos países, y la visita realizada en enero de 1998 a Cuba, donde fue recibido con todos los honores por el presidente Fidel Castro.

Aparte de sus catorce encíclicas, con Juan Pablo II se han publicado los nuevos Códigos de Derecho Canónico Latino (1983) y Oriental, así como el Catecismo Universal de la Iglesia Católica (1992), fruto del Sínodo especial de Obispos de 1985, dedicado al Concilio Vaticano II.

Su gran deseo era llegar al año 2000, abrir la Puerta Santa e introducir la Iglesia en el tercer milenio. Lo consiguió, al igual que su anhelado viaje a Tierra Santa.

En la primavera de 2000 pudo por fin pisar Tierra Santa. Visitó el Monte Nebo, donde Moisés vio la Tierra Prometida antes de morir; Belén, Jerusalén, Nazaret y varias localidades de Galilea.

Durante ese viaje, Juan Pablo II, el primero en reconocer en 1986 "los derechos nacionales" del pueblo palestino y entablar relaciones diplomáticas plenas con Israel en 1994, ofició misa en la Plaza del Pesebre de Belén, pidió perdón en el Muro de las Lamentaciones y en el Museo del Holocausto por los errores cometidos por los cristianos que persiguieron a los judíos y celebró misa en el Santo Sepulcro.

En el mes de mayo de 2000, en su tercer viaje a Fátima (el último de los cuatro realizados a Portugal), beatificó a Jacinta y Francisco, los dos pastorcillos a los que se apareció la Virgen en 1917 y a petición propia se desveló el tercer secreto de Fátima referido al atentado que Juan Pablo II sufrió en 1981.

Los otros dos secretos, que forman parte de un mismo mensaje, fueron desvelados hace años. Se referían a la visión aterradora del infierno, la devoción al Corazón Inmaculado de María, al final de la Primera Guerra Mundial y comienzo de la Segunda, la conversión de Rusia y el fin del comunismo.

A mediados de marzo de 2004 pasó a ser el tercer Papa que más tiempo permaneció en el trono de Pedro.

Juan Pablo II no ha ido a Moscú, un viaje deseado ardientemente, ya que el patriarcado ortodoxo de Moscú es el más importante y un abrazo con el patriarca Alejo II habría supuesto un gran paso para esa anhelada unidad de los cristianos.

Tampoco ha pisado China, donde los católicos siguen estando perseguidos.

Su fallecimiento
El Santo Padre falleció el sábado 2 de abril, a las 9.37 hora de Roma. Los partes médicos indicaban que su estado iba deteriorándose en las últimas horas por una infección urinaria, agravada por un paro cardiorespiratorio. Una alta fuente del Vaticano había informado la noche anterior que había recibido la unción de los enfermos. Wojtyla fue un incansable peregrino que visitó 134 países. Ninguno de sus antecesores participó tanto en la comunidad internacional. El mundo llora a un líder espiritual y político que cambió la historia.

El Mensaje Oficial de su muerte fue enviado por email y SMS
El mensaje decía: 'El Santo Padre falleció esta tarde a las 21:37 en su apartamento privado. Todos los procedimientos previstos en la Constitución Apostólica 'Universi Dominici Greguis', promulgada por Juan Pablo II el 22 de febrero de 1996, se han puesto en marcha". Firmado por el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls'.

Fuente: Univision.com - Infobae.com

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