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Editor: Neville Blanc

Monday, February 22, 2010

China recuerda los 400 años de la muerte de Matteo Ricci

Afiche. La muestra sobre el legado del misionero jesuita Matteo Ricci se expone desde hace pocos días en el Museo Capital de Beijing. Estará también en la ciudad de Nanjing y Shanghai.

Evangelización. Imagen de Xu of Shanghai, el primer convertido por Ricci.

ANIVERSARIO Una exposición con resonancias:
China recuerda los 400 años de la muerte de Matteo Ricci

La vida del jesuita que estableció el primer y más significativo puente cultural entre Occidente y China da lugar a una muestra que se ha convertido en un acontecimiento mayor en la nación asiática.


Fernando Reyes Matta, Embajador de Chile en China

Santiago de Chile
El Mercurio Artes y Letras domingo 21 de febrero de 2010
Actualizado a las 5:48 hrs.


Paso a paso, el caminar del misionero Matteo Ricci por China, mientras el mundo se expandía y Europa vivía el Renacimiento, es seguido por la recién exposición inaugurada en el Museo Capital de Beijing. Sin duda, la muestra -que luego de marzo será llevada a Nanjing y Shanghai- llega en un momento donde la reflexión sobre el diálogo entre China y Occidente se instala con fuerza en la agenda intelectual contemporánea, tanto en uno como en otro lado.

Matteo Ricci -cuyo nombre chino fue Li Madou- pasó 28 años en China: casi la mitad de su vida. Había estudiado astronomía y matemáticas en Roma, luego viajó a India donde finalmente fue ordenado sacerdote, para seguir a Macao y dar comienzo a sus estudios de chino. Llegaría a dominar con tanta amplitud la lengua como para traducir los "Elementos" de Euclides y dibujar el primer mapamundi hecho en China y con caligrafía de ese país. También recorrió el puente en sentido inverso: tradujo los "Cuatro Libros" de Confucio al latín, cuyo manuscrito hasta hoy se conserva en Roma.

Tal vez por ello y por otras sabidurías y consejos, a su muerte en mayo de 1610, el Emperador Wanli concedió un lugar donde su cuerpo fuera enterrado, un sitio hasta hoy existente en Beijing. Aquello, en la simbología cultural china, fue equivalente a otorgarle la ciudadanía del país. Esos son los cuatrocientos años ahora en conmemoración y que han dado pie al "Año de Matteo Ricci". Un acontecimiento celebrado también con conciertos, documentales y conferencias en Roma y la exhibición de uno de sus mapas originales en la Library of Congress, en Washington.

Mapamundi con Chile y China

La primera parte de la exposición reconstruye el entramado cultural y artístico de Occidente durante la época en que vivió Ricci. Como dijo la televisión china, por primera vez llegan aquí obras de algunos de los más importantes artistas italianos de su tiempo, entre ellos, Rafael, Tiziano y Lorenzo Lotto. Con ellos, se presentan tapices, porcelana, documentos e instrumentos científicos que son testimonio del desarrollo que Europa vivió tras descubrirse América y comprobarse la redondez de la tierra.

En su segunda parte, la exhibición presenta el mundo que Matteo Ricci encontró en su andar por China. Es posible ver de cerca documentos originales y objetos de la época, anotaciones y reflejos de la experiencia del encuentro y diálogo de Ricci con el pueblo chino. También están las referencias a las tres corrientes religioso-filosóficas de los chinos -confucionismo, budismo y taoísmo- como trabajos realizados por Ricci y sus discípulos y amigos asiáticos, como son los mapas y los instrumentos astronómicos. Allí, en el mapamundi, figura el Chile de entonces, con sus islas, con puertos como Coquimbo o la tierra Magallánica en el sur. Hubo un día de 1582 que su mano nos dibujó en Zhaoquing. Aún faltaba mucho para que llegara a Beijing y se convirtiera en favorito de la Corte y en sabio respetado en la Ciudad Prohibida.

Premisas comunes

Al ver la muestra, sus objetos y los textos que la acompañan, es lógico preguntarse: ¿qué más nos quieren decir desde esta conmemoración? Tal vez la respuesta está en las palabras de su propio curador, el italiano Filippo Mignini: "Los dos mundos que hasta entonces no se conocían entraron en contacto gracias a él y se reconocieron en su trabajo como dos mitades de un todo. Fue Ricci quien halló premisas comunes en las dos civilizaciones y logró un entendimiento".

Es cierto que en 1982 se realizó el congreso internacional de estudio sobre Matteo Ricci, organizado con ocasión del IV centenario de su llegada a China (1582-1982). Lo inauguró el Papa Juan Pablo II y se discutió el trabajo de "inculturización" -es decir, entrar en la cultura del otro para contar lo propio- impulsado por Ricci, más todos sus méritos para el conocimiento de la ciencia occidental en China. Pero en ese año la relación de China con el mundo era otra cosa: recién comenzaba el experimento de la apertura bajo las orientaciones de Deng Xiaoping.

Estos "400" son distintos, China y Occidente caminan por el siglo XXI. Hace pocos días el ministro de Relaciones Exteriores chino, Yang Jiechi, decía en la conferencia de seguridad en Münich: "Somos un quinto de la humanidad. Lo digo humildemente, pero creo que China merece ser escuchada sobre cómo el mundo debe ser dirigido". Desde Occidente también las voces se levantan, con distintos motivos, para decir "China debe escucharnos" y ello no sólo en economía sino en muchos otros temas cruciales. Detrás de esa agenda en el escenario diplomático, se extiende como un gran telón de fondo la urgencia de asumir las simbologías del otro y construir referentes comunes. La urgencia de estrategias donde la cultura, y en especial la filosofía, pasen a jugar un papel central.

Allí es donde se ubica la exposición sobre Matteo Ricci. Llega en el momento donde muchos intelectuales chinos están en la búsqueda del "cómo y dónde" avanzar en su diálogo con el mundo global, aquel que está más allá de sus fronteras, pero que ha entrado fuerte en el país desde la apertura económica. Igual, la muestra aparece cuando en Europa y Occidente se incrementa el interés -y también la urgencia- por entender a China. No sólo en sus resultados económicos, sino en sus raíces.

¿Habrá llegado el momento de preguntarse cuánto y cómo Platón y Aristóteles tienen que ver con Confucio y Mencio y qué síntesis podemos sacar de ello?

Es muy significativo saber que en el chino antiguo, aquel que aprendió Ricci, no existía el verbo ser. Hoy está presente, pero tampoco es eje del lenguaje. En el chino importa más el proceso, el devenir y ello se refleja en sus palabras, en el modo de comunicarse. Es una de las tantas barreras a sobrepasar y no la principal. Tal vez la Expo Shanghai 2010 sea un buen lugar para hablar de estas cosas. En todo caso, Matteo Ricci mostró un camino hace más de 400 años: compartir sabiduría.

La vida de Ricci

Matteo Ricci fue un sacerdote jesuita, conocido, principalmente, por su labor evangelizadora en oriente. Nació en la ciudad de Macerata, Italia, en 1552, y a los 19 años se incorporó en la Compañía de Jesús.

En 1583, Ricci fue el encargado de concretar la primera misión jesuita en China y llegó a ser recibido por el emperador de este país, Wanli . El sacerdote se interesó en las matemáticas, la filosofía y la astronomía -escribió bastante sobre esta materia-, pero también en la cartografía . Todavía se conservan los mapas que realizó. Murió en Beijing el 11 de mayo de 1610 .

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